“Me siento feliz, agradecida con Lotería Nacional”dice concesionaria de 80 años que vendió el gordo

*Seguirá vendiendo hasta que “se me cierren los ojos”

Fotos y texto: Tatiana Rothschuh

Ser pequeña de estatura, de ágiles movimientos y vivaz mirada, parecen ser tributos en María Elisa Castilla Cabrera concesionaria juigalpina de Lotería Nacional desde hace más de 45 años. Recién,  tuvo la “fortuna” de vender el premio mayor 15636, correspondiente a ocho millones de córdobas.

El 29 de junio, doña Elisa, festejó sus 80 años, en un compartir familiar y tres días después, el 2 de julio, se encontraba por la noche en su vivienda cuando recibió una llamada de Alexandra Bermúdez, gerente de Lotería Nacional, sucursal Juigalpa:

-¡Felicidades! escuchó por el auricular.

-¡Gracias! contestó imaginando que era por su cumpleaños.

-Pero seguidamente me dijo: vendió el premio mayor.

Esboza una sonrisa para explicar que la dicha que sintió fue grande. Refiere que es la primera vez que vende “el gordo”, pues en sus más de 45 años de recorrer municipios chontaleños, las calles y palpar la suerte de cada juigalpino, ha vendido premios de 20 mil, 10 mil y cinco mil….

“Gordo” favoreció a pobres de juigalpa

Elisa no habla mucho, es precisa y concisa al responder las preguntas:

-¿Cuántos y quienes fueron los favorecidos?

A manera de anécdota comenta que tenía un cliente que jugaba el número ganador, “por más de cinco años jugó el billete, pero esta vez lo cambió por el 4, pero viera cómo ofrecí el billete, nadie lo quiso, así que lo vendí de pedazo en pedazo”, asegura.

Infundir confianza, seguridad y respeto, son para esta veterana concesionaria, los ingredientes necesarios para vender Lotería Nacional, desde el billete hasta un vigésimo, “todos juegan y a probar la suerte, la rifa es transparente”, sostiene.

Muy esperanzadora dice: “es bueno vender Lotería, te dan tu ropita, camisetas cada seis meses, tus ahorros y un incentivo, según la capacidad de venta. Me siento feliz, agradecida con Lotería Nacional y voy a seguir vendiendo Lotería hasta que no pueda, hasta que se me cierren los ojos”, enuncia.

Elisa procreó 4 hijos, tiene 15 nietos y 2 bisnietos. Habla con orgullo de su origen.  Asegura que mantuvo y formó a sus hijos con la Lotería Nacional. Comenta que sus vástagos optaron por ser profesiones de servicio social: son maestros y enfermera. “Estudiaron en buenos colegios”, afirma.

Proviene de la familia Castilla,  muy reconocidas en la ciudad por honestidad, humildad y dedicación al trabajo.

Su vida personal y concesionaria ha transcurrido “trabajando día y noche”, en su pobreza y lucha por sacar adelante a sus hijos, vendió nacatamales, siempre ha vendido chicha y ahora tiene una ventecita. Por la mañana y la tarde vende Lotería en su casa o sale a las calles y al atardecer hasta la 10 de la noche se ocupa de la negocito en su vivienda

En sus años mozos, recorría Santo Tomás, Acoyapa, San Pedro de Lóvago, La Libertad, viajaba en autobús, en las empresas arroces tenía buenos clientes. Dice que espera recibir incentivo de parte de Lotería Nacional por la venta del premio mayor “y si acaso de la gente agradecida que le vendí. Con lo que me den voy a mejorar mi casita”, sostiene, irradiando alegría y felicidad.