Mujeres jinoteganas galardonadas
*Construyen y trasmiten chispa de emprender
*Rico ejemplo de trabajo
*Experiencias dignas de emular.
Todas son mujeres y madres laboriosas cuyo trabajo ha sido la herramienta para formar a sus hijos y también para imprimirles su dinamia; dos son educadoras de generaciones, una es vendedora ambulantemente de periódicos, un par de ellas se dedica a la rama de alimentos y hotelería. Se agregan una experta florista y una panificadora. Ellas merecieron el galardón Orgullo de Mi Municipio de parte del gobierno que preside el Comandante Daniel y la compañera Rosario.
Los compañeros Leónidas Centeno y Rosalpina Pineda alcalde y vice-alcaldesa respectivamente entregaron el reconocimiento a las prestigiosas madres en una ceremonia solemne en el museo municipal de la Ciudad de Las Brumas. Muy bien resumió el edil, ese quehacer de madres emprendedoras que han puesto energía, creatividad e innovación y han sabido trasladar ese entusiasmo a sus descendientes.
Dos de las galardonadas son formadoras de generaciones como mentoras de centenares de ciudadanos tales como Delia Victoria González y Leyla Stella Moreno. La primera de 87 años de edad empezó a laborar a los 16 años al graduarse de maestra en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús de Chinandega.
Su mayor satisfacción es cuando personas de todas las edades la reconocen y le dicen ¡hola profesora!”, manifiesta la madre de dos hijos uno ingeniero y una educadora.
Leyla Stella Moreno también educadora, recuerda que siendo alumna de sexto grado, la recordada religiosa bethlemita, Madre María Román, le encomendaba que ayudara a alumnas menos aventajadas y es allí donde se encendió su vocación.
En la educación formal empezó desde los 18 y concluyó a los 58, toda una vida impartiendo clases de química, física, biología y matemáticas; fue delegada municipal y departamental de educación y fundadora de la UPONIC en Jinotega.
Martha Contreras con su trabajo de vendedora ambulante de diarios ha sustentado y preparado a sus hijos. Recorre la ciudad, dice, todos los días desde hace 45 años.
A Lucía Pérez propietaria de la floristería Flor de Pino, el terremoto la llevó a Jinotega junto con esposo, incursionaron en varias actividades hasta que en “gateando, y gateando” fundó su negocio en 1982 donde es una experta en elaborar arreglos naturales y artificiales. Su mayor orgullo es que a sus nietas ya se les despierta el interés, “ellas entregan y cobran” añade.
Élida Jimenez, propietaria de Soda El Tico tiene 25 años de haber incursionado en un pequeño negocio de gastronomía hoy convertido en un próspero servicio de bufete que ofrece variedad de viandas saludables a su amplia clientela.
María Teresa Altamirano propietaria del Hotel Café, no sólo es fundadora de ese centro de hospedaje de 37 habitaciones con servicio de bar, restaurante salón de conferencias y parqueo sino que prendió el destello del emprendimiento a sus hijos con los cuales creó La Casona y el anexo a La Casona.
Cuenta con orgullo que su hotel está certificado internacionalmente y que su mayor satisfacción es ofrecer excelencia a los turistas y el contar con un eficiente equipo de 17 colaboradores con los que hace posible brindar calidad.
Finalmente expuso: “me siento muy muy contenta porque el gobierno y la municipalidad nos otorgó reconocimientos a las emprendedoras jinoteganas.
Cándida Natalia Rodríguez, es una de la preferidas entre los consumidores por la ricura de sus panes especialmente las rosquillas, pero también hace semita negra, galletas, roscas y torta redonda. Lleva 40 años trabajando en panadería y ha trasladado sus procedimientos panificadoras a hijas y sobrinas.
